¡Por la Reforma Universitaria!

"Podrán cortar todas las flores, pero jamás dentendrán la primavera" - pAbLo nErUdA

lunes, 5 de noviembre de 2007

Ladran, hortelanos

Por: César Hildebrandt
(La Primera 03/11/07)
El pobre hombre quiere un salario digno, que le impida la envidia y le permita a su hija no desdentarse en el camino. Pero, pudiéndolo, no se lo dan. Perros del hortelano –aunque los perros de esta columna son distintos a los del doctor García: estos comen pero no dejan comer–.
A otro le prometieron que ese service, que cobra mil dólares por plaza de trabajo pero que sólo paga mil soles por jornadas de doce horas de lunes a sábado, iba a ser castigado. No sólo no lo han castigado sino que ha crecido porque ahora tiene en su no-planilla a más obreros de la misma empresa. Y es que Recursos Humanos les dijo: “o pasan al Service o se quedan sin nada”. Perros del hortelano.
A la comunidad de Ocopampa les entró la minería por la vía férrea de los hechos. Buenaventura –dicen muchos comuneros, pero nadie los escucha– ha secado puquios y manantiales y ha vuelto escaso lo que era maná de las lluvias. Los comuneros quieren llegar a un arreglo con la mina. La mina les manda a decir que no, que no hay nada que discutir. Ahora dicen que Ocopampa es un distrito narco-terrorista. Perros del hortelano.
El señor candidato aprista dijo en la campaña electoral que él no firmaría el TLC así como estaba y que se atrevería hasta a desconocer la firma de Alejandro Toledo si el tal tratado se firmara en esos días. Ahora el TLC está a punto de ser firmado por el mismo señor que lo repudió. Con el agravante de que en el camino se le han añadido sumisiones que afectarán gravemente a los agricultores que no exportan pero sí producen alimentos para el mercado interno. El candidato aprista censuró el entreguismo de Toledo en la época (2004) en que asistía a las marchas de la “comunista” CGTP y pateaba a quien le hiciera sombra. Perros del hortelano.
Cuando Haya de la Torre se puso a la derecha de Belaunde lo máximo que llegó a decir fue que la inversión extranjera era imprescindible siempre y cuando se supiera tratar bien con ella –es decir de igual a igual, en un contrato que implicase el parecido de los pares–. Lo que su discípulo y asesino doctrinario acaba de publicar en El Comercio no es Haya sino Ravines, no es Prialé sino Esparza, no es Sánchez sino Julio de la Piedra. Este Bruto que apuñala a su maestro desde el poder, ¿a qué categoría de hortelano pertenece?
En La Cantuta hay estudiantes rebeldes y anti-sistema. Pues ya hay una campaña para decirles senderistas, pro senderistas y filosenderistas. O sea que Kerosene puede proceder y Martín Rivas puede planear. Que capturen a esos estudiantes, que militaricen la universidad, que los maten a todos por si acaso y que esta vez no se olviden de los llaveros. Perros del hortelano.
Los cocaleros siembran coca y el gobierno no quiere que siembren coca. Pero no hay diálogo sino arrancón masivo de cocales, con la DEA vigilándolo todo como si el Perú ya hubiese sido comprado por completo. Y como no hay diálogo, puede haber violencia. Y como habrá más violencia, sin duda, entonces se dirá que el narcotráfico, que tantas narices ha reclutado en la política, el periodismo y las clases más bien altas, lo ha invadido todo y que todos los cocaleros son narcos. Perros del hortelano.
Volver a ser el país de siempre –esta plasta de país– fue la opción del civilismo perdedor (el de Pardo) y del anticivilismo vendedor (el de Leguía, que por poco no adquirió la nacionalidad estadounidense) . Pero ahora es la opción sin remordimientos del único partido socialdemócrata que quedaba en las reservas. Si el Apra gobierna como el mariscal Benavides y la izquierda es un cóctel amable de Susana Villarán, ¿por qué no habrían de retornar las prédicas violentistas? Cuando Humala podía ganar las elecciones, los empresarios hablaron de inclusión y del nosotros social. Ahora hablan de lo bien que le va al BCP. Perros del hortelano.
Hay quienes piensan que el mundo está bien y no debe de cambiar. Ese lujo se lo pueden dar los países que están por encima de los 25,000 dólares de ingreso per cápita. Pero esos países han logrado lo imposible: que los pobres diablos de la política internacional, los países pobres que esperan hace décadas que el liberalismo ortodojo los saque del estancamiento, piensen como ellos y hagan coro con ellos en los foros donde se discute el futuro y la sostenibilidad de la actual economía. Esos pobres diablos de la escena internacional se sienten protagónicos porque Washington los felicita y la UE, madriguera del egoísmo, les da un abrazo. Perros del hortelano.
Porque se puede ser justo sin ser comunista y equitativo sin ser violento y firme ante la riquería mineralizada sin necesidad de apostar al apocalipsis. Y se puede ser socialista en la distribución y mixto en mil empresas y privado en otras mil y hasta estatal en algunas y el mundo no se cae, Madonna no deja de cantar y Bush no deja de burrear y el perro del hortelano no deja de levantar la pata. Pero para atreverse a eso hay que estar vivo y hay que odiar el calentamiento global y hay que ponerse el alma y volver al descontento alegre del que piensa que el mundo puede ser mejor.