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jueves, 17 de enero de 2008

PEDRO NAVAJA

Por Sergio Delgado

Así era Pedro Navaja, un matón, el guapetón de barrio que todos temen, su caminar era conocido, su tumbao y su vida eran simples, su lenguaje y violencia eran su estilo y presentación, robar, era la propia delincuencia en el barrio, pero muy diferente a la delincuencia de las clases altas, pero delincuencia al fin. Era un sabio en el delito, conocedor de todas las artimañas y trucos para sobrevivir, con gran capacidad para manipular a sus otros compinches, para convencer a otros a meterse en la “pomada” o en el “negocio” como decía a menudo. Por eso Rubén Blades escribe

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasarcon el tumbao' que tienen los guapos al caminar,las manos siempre en los bolsillos de su gabánpa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal.

Pedro Navaja tenía su tumbao que lo hacía presumir de guapo de barrio, pero eso era más que una fachada, su conocimiento estaba guardado en su bolsillo, en forma de un puñal salvador. Nadie sabía que ese accionar era también un producto, Pedro era un producto de la sociedad, un producto de la injusticia. El no sabía justificar ese odio que tenía, interno, esa agresión y miedo permanente que se incrustaban en su alma. Sólo lo sentía, lo vivía diariamente, explotaba en sus horas de silencio, nunca había tenido un juguete en su infancia, un trato amable, un apoyo de alguien, nunca el Estado lo tomó en cuenta, su grito silencioso: “estoy aquí, ayúdenme, soy recuperable”,quedaba sin respuesta social, por eso su violencia, que se veía en su mirada, en sus tatuajes, en su diente de oro.

Usa un sombrero de ala ancha de medio lao'y zapatillas por si hay problemas salir volao',lentes oscuros pa' que no sepan qué está mirandoy un diente de oro que cuando rie se ve brillando.
Pedro ocultaba su dolor en el Barrio y frente a sus amigos, no lo podía demostrar, el era el gran “Pedro Navaja” se aferraba a su estilo, su sombrero de ala ancha, sus zapatillas cómodas para salir corriendo durante las represiones brutales de la policía, tenía todo un estilo en su forma de ser y vivir. Se sentía protegido en su ambiente a pesar de la agresión policial, conocía su negocio, lo había hecho muchas veces,“robar y volar”, decía riendo, “eso deben hacer, amigos”,dirigiéndose a sus compiches, para los cuales, era un ídolo.

Como a tres cuadras de aquella esquina una mujerva recorriendo la acera entera por quinta vez,y en un zaguán entra y se da un trago para olvidarque el día está flojo y no hay clientes pa' trabajar.

Ella, una prostituta, realizando su trabajo como siempre, todas las noches hacía su recorrido, pero todos los días no son buenos para este oficio, algunas veces salen buenos clientes, otras veces no,“quizá me estoy poniendo vieja”,“no soy la misma”.Con todo este arsenal de pensamientos ella se acordaba de su infancia, tampoco nunca tuvo una muñeca, un amor legítimo, un hombre que la acariciara, su trabajo era la única forma de sobrevivir, ella también era una víctima social, victima de la injusticia, de la agresión sexual de los clientes, la mayoría de las veces, al terminar su recorrido, terminaba llorando, se sentía explotada, se odiaba a si misma, con dolor, mucho dolor, con odio, mucho odio.

Un carro pasa muy despacito por la avenidano tiene marcas pero toos' saben ques' policía uhm. Pedro Navaja las manos siempre dentro 'el gabán,mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar.

Pedro era un conocedor de su Barrio, ya lo dijimos, conocía los carros de policía que se camuflageaban como particulares,¿por qué lo hacían? Pedro sabía que los policías ganaban muy poco por realizar su trabajo, luego alguno de ellos, en las noches, salía a realizar un trabajito extra, para completar el menú. Se sentía de alguna manera protegido por esta policía nocturna, donde él ahora era su líder y conocedor del negocio.

Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina,no se ve un alma está desierta toa' la avenida,cuando de pronto esa mujer sale del zaguán,y Pedro Navaja apreta un puño dentro 'el gabán.

Aparece la victima, quizás ese fue su error, creer que la primera persona que se cruzara delante de él era una victima apropiada, posiblemente la soledad y el momento influyó para tomar esa triste decisión.Mira pa' un lado mira pal' otro y no ve a nadie,y a la carrera pero sin ruido cruza la calle,y mientras tanto en la otra acera va esa mujer,refunfuñando pues no hizo pesos con qué comer.

Mientras Pedro Navaja se dispone a actuar, ella seguía con su problema económico, con su odio y tristeza a cuestas, tampoco para ella existió un Estado que la protegiera como mujer y ciudadana del mundo, una familia menos, veía las Navidades como otras se reunían llenas de alegría y gozo, luces, intercambio de regalos, de protección, cosas que ella nunca tuvo.

Mientras camina del viejo abrigo saca un revolver, esa mujer,iba a guardarlo en su cartera pa' que no estorbe,un treinta y ocho Smith and Weson del especialque carga encima pa' que la libre de todo mal.

Ella también era conocedora de este oficio, su experiencia le decía que debía tener un arma,“Si el Estado no me protege, lo hago yo”, decía, por eso la tenía para que la librara de todo mal.

Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa' encima,el diente de oro iba alumbrando toa' la avenida, ¡se le hizo fácil!,mientras reía el puñal le hundía sin compasión,cuando de pronto sonó un disparo como un cañón,y Pedro Navaja cayó en la acera mientras veía, a esa mujer,que revolver en mano y de muerte herida ahí le decía:"Yo que pensaba 'hoy no es mi día estoy salá',pero Pedro Navaja tu estás peor, no estás en na' "

Dos vidas que se encuentran en tan mala hora, dos conocedores de su oficio, dos soledades, dos abandonos, dos realidades que se cruzan por el camino, dos productos de la injusticia social y abandono.
Y créanme gente que aunque hubo ruido nadie salió,no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró,Sólo un borracho con los dos cuerpos se tropezó,Cogió el revolver, el puñal, los pesos y se marchó,Y tropezando se fue cantando desafinao'El coro que aquí les traje y da el mensaje de mi canción.
Nadie podía llorarlos, porque socialmente no existían, El Sistema Capitalista tiene la propiedad de desaparecer a los marginados, Crearlos y una vez que los fabrican los abandonan como desechos. Ellos no existen, hagan lo que hagan, son fantasmas sociales. Siempre algún tercero se aprovecha de las situaciones imprevistas
"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida" ay Dios...Pedro Navajas matón de esquinaquien a hierro mata, a hierro termina

Es la ley del Sistema Capitalista, la sorpresa para algunos, la ley de la selva para otros, una ley de la selva generalizada, la delincuencia será reprimida cueste lo que cueste, esa es la ley, sin importar el ser humano que palpita en algún Pedro Navaja.La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios...Valiente pescador, al anzuelo que tiraste,en vez de una sardina, un tiburón enganchaste.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios Como decía mi abuelita, el que último ríe, se ríe mejor...

Cuantos Pedro Navajas quedarán todavía